“Mientras haya personas habrá poesía”
Reseña sobre la Antología Poética Bilingüe "Málaga"
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Pedro Granados - Blog PUCP
9/26/20255 min leer


En una reseña que hiciéramos a Nostalgia de una patria imposible: estudios sobre la obra de Luis Cernuda; actas del Congreso Luis Cernuda en su centenario (1902-2002), establecíamos un sumario paralelo entre la fanopea de Jorge Guillén (Cántico) y la logopea del autor de La realidad y el deseo. De esta manera, y a grandes rasgos, lo primero que sostuvimos —glosando a Curtius (que a su vez glosa a Aristóteles)— es que Guillén sería un poeta del elogio, mientras Cernuda lo sería de la censura. Dicho en otras palabras, pareciera que en la poesía de Guillén «Un jubiloso movimiento asciende, cada vez más alto, atraviesa todos los límites: más allá» (Curtius), mientras en Cernuda la poesía «es temporal: la existencia humana es su reino» (Paz). Si bien esta caracterización puede resultar simplificadora, creemos al mismo tiempo que puede ser didácticamente útil. «Al aire de tu vuelo» (verso de San Juan de la Cruz) es el título del primer poemario que abre Cántico. Clara vocación aérea desde el principio y que expresa, también desde el principio, la naturaleza del «infinito» de Guillén:
Arriba dura el sosiego.
Nada humano lo corrompe.
Eternamente refulgente
Las soledades mayores («Las horas»).
Poeta aéreo por excelencia, en su poesía a los elementos de la naturaleza los preside el viento, y este preside al sujeto poético mismo. En cambio, en poemarios posteriores —sobre todo aquellos agrupados en Clamor, que pretenden plasmar la historia— los versos de Guillén fracasan. Como dice acertadamente Octavio Paz: «Guillén no es Whitman. Tampoco es Mayakowsky […] la historia no es su pasión aunque sea su justa y honrada preocupación», y luego agrega estableciendo un acertado paralelo con la poesía de César Vallejo: «El tema de Guillén es más vasto y universal que el de Vallejo, pero más exterior: denuncia al mal, no lo expía. El mal no es solo aquello que nos hacen sino lo que nosotros hacemos. Reconocerlo es una de las pocas vías a la historia real […] Guillén no interioriza el mal».
Por su parte, respecto a la poesía de Luis Cernuda, nos hallamos ante una ambigüedad de las sombras y de la noche, como asimismo del propio sujeto poético. Esquematizando, aquellas son negativas o positivas, o este último es denostador o elegíaco, según se presente y actúe allí el poder transformador del deseo. Estas oscilaciones de la sombra constituirían en la poesía de Luis Cernuda la verdadera piedra angular y gratificación de toda su obra. Nos hallamos, en las antípodas de Jorge Guillén, ante un inconforme radical. Poeta pagano. Poeta de lo ignoto, a diferencia de la actitud omnisciente de Guillén. Poeta del yo roto y del mundo roto, en contraste con el sujeto poético bien integrado en la sociedad y henchido de fe de Guillén. Poeta de la soledad y del amor, tal como reza un texto suyo, «Donde habite el olvido»:
Yo, el más enamorado,
En las orillas del amor,
Sin que una luz me vea
Definitivamente muerto o vivo,
Contemplo sus olas y quisiera anegarme,
Deseando perdidamente
Descender, como los ángeles aquellos por la escala de espuma,
Hasta el fondo del mismo amor que ningún hombre ha visto.
Respecto a lo que hoy nos convoca, la presente antología de Francisco Muñoz Soler, MÁLAGA Antología Poética Bilingüe 1978 – 2025 (Lima: La Estrada, 2025), esta se hallaría entre ambas coordenadas. Intenta ser Guillén, arrellenado sobre algún «Beato sillón»; es decir, mostrarnos una poesía y un sujeto poético cautos, comprometidos, omniscientes, y en verdad que la mayoría de los textos aquí seleccionados lucirían así; aunque en el conjunto lo traicione solo un poema, acaso dos, que quiere decididamente ser Cernuda. Y desde ello, eventualmente, organizar otra Málaga paralela; justo desde el poema precisamente titulado «El deseo» (2023), a modo de texto liminar y primicia:
«EL DESEO» (2023)
Y como un sobresalto desordena los cimientos sobre los que
construye los amaneceres, convierte en gaseoso la solidez de
los principios,
desaparecen las reglas, en las que se basa el mundo, todo gira
alrededor de ese punto de ignición en el que se estremece
cuanto eres:
ardes en la luz del deseo.
Ahora, ¿en qué consistiría, o cuáles serían, las características propias del deseo en la poesía de este autor malagueño y de la generación —tal como la nuestra— de los años ochenta? Grosso modo, en que concilia a Cernuda con Guillén, se abre a una idea postautónoma de la literatura («Mientras haya personas habrá poesía») y no se fía de las putas.
Lo primero de esta lista —aquello de conciliar a Cernuda con Guillén— lo ilustra, sobre todo, aquel verso final del poema citado: ardes en la luz del deseo; en el contexto, aquella luz nos transporta a otro ámbito, distinto del carnal y del pagano, más bien típicos de Cernuda.
Por su lado, «Mientras haya personas habrá poesía» trasciende nuestra noción de las Humanidades en tanto canon de libros (occidentales) y se instala en una noción distinta de las mismas, ahora entendidas como pueblos. Es decir, una donde se incluye a los seres humanos sin importar país, género, raza o cultura (no únicamente la occidental) y, sobre todo, una noción de las Humanidades donde se privilegia a las personas antes que a los libros.
Mejor dicho: de modo simétrico, Francisco Muñoz Soler aglutina aquí, en proporción equivalente, tanto personas, versos, alma humana como alma de la naturaleza.
«ÉTICA EN TIEMPOS OSCUROS»
sentado sobre piedras que respiran
que al unísono con las aves
nos susurran, que la poesía y el alma
van consustancialmente unidas
y mientras haya personas habrá poesía.
Este ideal de apertura e inclusión de los poemas de Muñoz Soler no podría ser otro, sobre todo si lo cotejamos con aquel —literalmente— mandala gráfico-sonoro que representa aquí Málaga, el cual preside toda esta antología personal. Ciudad milenaria fundada por los fenicios alrededor del siglo VIII a. C., con el nombre de Malaka, y crisol de civilizaciones: romana, musulmana, cristiana y las que estén por llegar.
Por último, Francisco Muñoz Soler no cree en las putas, tal como lo podemos colegir del poema «Ayer leí un poema de Bukowski», en antítesis con su homólogo norteamericano, un muy conocido putañero.
Ayer leí un poema de Bukowski
decía que una puta
en un servicio a domicilio
se había llevado sus poemas
inéditos y sin copia,
recordé que nunca
había extraviado uno,
imaginé su desazón y la mía
premonitorio, en Tijuana dejé diez,
espero que los envíen,
porque, como dijo,
hay muchos poetas
y muy poca poesía.
(En el aeropuerto de México DF)
Publicado originalmente en Blog de Pedro Granados PUCP, el 25 de Septiembre del 2025.
http://blog.pucp.edu.pe/blog/granadospj/2025/09/25/francisco-munoz-soler-mientras-haya-personas-habra-poesia-pedro-granados/
Pedro Granados (Perú, 1955) es poeta, narrador y doctor en Estudios Hispánicos por la Universidad de Boston, ha impartido cátedra en diversas universidades de América Latina y Estados Unidos. Bajo la dirección de Vallejo Sin Fronteras Instituto (VASINFIN), impulsa proyectos editoriales y de investigación que reevalúan la vigencia del poeta peruano. Entre sus obras destacan los poemarios Líneas de fuga, Cuerpo y memoria y Ecos de la ciudad, así como las novelas Prepucio carmesí y Sombras sobre Lima.